La lluvia se ha convertido en protagonista en los
últimos días, y según parece, ha llegado para quedarse por lo menos durante el fin de semana. Con ella llegan también los problemas de
visibilidad.
Un correcto mantenimiento de los parabrisas y
cristales es esencial para mejorar
nuestra visibilidad cuando el tiempo no nos acompaña.
En el parabrisas de nuestro coche se acumula suciedad,
insectos o las gotas de lluvia. El no limpiarlos puede comprometer nuestra seguridad en dos sentidos. Por un lado, son una posible causa de
pérdida de concentración durante la conducción. Por el otro, pueden deteriorar
el cristal con pequeñas ralladuras. De manera que el limpiaparabrisas es un elemento clave en nuestro coche.
Es necesario tener en cuenta que el limpiaparabrisas realiza aproximadamente medio millón de barridos de
media cada año, desgastando sus escobillas. La mayoría podrían evitarse si
mantuviéramos una limpieza
adecuada o aplicáramos un tratamiento específico antilluvia
sobre las mismas. De esta manera nuestras escobillas durarán más y evitaremos conducir con
ellas en mal estado. Hay que tener en cuenta que si
circulamos con las escobillas en mal estado nuestra visibilidad se verá
afectada en un 25-30%.
Lo mejor para secar un cristal empañado es dirigir el aire caliente al foco del
problema y así compensar el frío exterior. Para
ello se deberá poner la calefacción con el ventilador al máximo, ya que este
está preparado para reducir la humedad. En este caso no se debe utilizar la
recirculación, para combatir el vaho es contraproducente.
Muchos de los coches modernos ya incorporan climatizador, y en general cuentan con un botón que tiene
justamente como misión desempañar el parabrisas.
Antes de arrancar el coche también es necesario seguir unas cuantas
recomendaciones. Cuando pones el coche en marcha, si
practivamos un tipo de conducción eficiente, lo normal es salir inmediatamente
para no consumir más combustible del necesario. Pero en invierno, sobre todo a primera hora de la mañana y con humedad ambienta, merece la pena poner el coche
en marcha y esperar hasta que el motor se empiece a calentar. De este modo se
consigue que el parabrisas esté a una temperatura adecuada gracias a la
calefacción, y no
habrá problemas de visibilidad.
Ya en circulación, para evitar que los cristales
vuelvan a empañarse hay que mantener una temperatura correcta en el habitáculo.
Es suficiente con unos cómodos 18 ó 19ºC grados para que se note el efecto sobre los
cristales empañados. No tiene sentido agobiarse dentro del
coche y gastar combustible extra subiendo la temperatura por encima de los 20
grados.
En cualquier caso, lo peor que podemos hacer para
desempañar el cristal es frotarlo
con un trapo, un papel, o incluso con la manga de la prenda de
ropa que llevemos puesta en ese momento. Limpiar
el cristal por dentro es complicado si no se hace correctamente, y desde luego
usar la manga del jersey no es la forma correcta. De hecho, la limpieza interior de nuestros cristales ayuda a que no se empañen, más
aún si una vez limpios aplicamos una capa de producto antivaho.