Existen
cuestiones que debemos tratar de mejorar con la práctica y que harán que
tengamos una conducción más técnica, lo cual se refleja en un manejo más suave,
relajado, pero sobre todo seguro.
Mantener
nuestra distancia.-
Mantener
una distancia prudente de nuestro automóvil con respecto al de enfrente hace
que tengamos menos necesidades de frenar bruscamente, sobre todo si la persona
de enfrente es brusca para manejar, si fuéramos detrás de un conductor así y
muy cerca de él, acabaríamos imitando sus movimientos, sus frenadas y
acelerones, lo cual es un desgaste innecesario para nuestro automóvil.
Control
de la dirección.-
Cada
vez debemos tratar de llevar un mejor control de nuestro automóvil dirigiéndolo
de forma adecuada para evitar riesgos innecesarios, por ejemplo debemos tratar
ir siempre centrados en nuestro carril y evitar invadir carril al dar una
vuelta muy cerrada. Un buen control del volante se traduce en una conducción
suave y cómoda.
Cambios
de velocidad a tiempo.-
Cuando
pasamos de una velocidad a otra, ya sea hacia arriba o hacia abajo, en un
principio es normal que se nos tironee el automóvil e incluso que se nos frene,
pero siempre debemos tratar de hacer los cambios más suaves, en un punto optimo
(siempre que las condiciones lo permitan) nuestros pasajeros no deberán sentir
jaloneos molestos en cada cambio de velocidad. De hecho un conductor agresivo y
brusco puede llegar a marear a sus pasajeros, mientras que un conductor
precavido y técnico puede llevar pasajeros durmiéndose como niños.
Frenadas.-
Cuando
no estamos atentos al tráfico, cuando estamos distraídos o llevamos prisas
nuestras frenadas se vuelven más intensas, lo cual nos pone en mayores riesgos
de accidentes y conlleva un mayor desgaste de nuestro automóvil. Para evitar lo
anterior debemos procurar salir con tiempo, planear nuestras rutas y ser
prudentes, de esa forma nuestras frenadas serán suaves y precisas.
Aceleración.-
La
aceleración debemos hacerla de forma gradual y sin prisas, pero cuando las
condiciones lo requieran, debemos acelerar fuerte pero sin tironear el auto o
patinar las llantas, una vez que se llega a la velocidad final que deseamos
debemos reducir el régimen de rpm para no llevar el motor forzado.