El famoso lema “si bebes, no
conduzcas” solo debe aplicarse a las bebidas alcohólicas. En cambio, beber agua
resulta muy aconsejable para mantener una buena hidratación, tanto antes del
viaje como durante el trayecto.
En este sentido, el estudio
“Deshidratación y conducción”, realizado en el Reino Unido, indica que los
conductores que viajan con un nivel de hidratación insuficiente comenten más
errores que cuando están bien hidratados.
La investigación, muestra un
riesgo para la seguridad vial, hasta ahora poco conocido, que se acentúa en los
meses de más calor, y que suelen coincidir con períodos de vacaciones, en los
que el tráfico por ruta aumenta de forma considerable.
Las pruebas del estudio,
practicadas en un simulador, concluyen que la falta de hidratación hace que los
conductores cometan el doble de errores que si estuvieran adecuadamente hidratados,
un número similar al que tendrían si se hallaran bajo los efectos del alcohol.
El estudio “Deshidratación y
conducción” expone que entre los errores más comunes cometidos tanto por
conductores que no están adecuadamente hidratados como por aquellos con un
nivel de alcohol en sangre de 0.5 g/l, destacan las salidas involuntarias del
carril, frenar demasiado tarde y tocar o rebasar la línea de frenado.
En este sentido, se señala que
sin la correcta hidratación “disminuye la capacidad de atención y de reacción
ante un imprevisto, sobre todo si la conducción es aburrida y requiere poca
atención, por ejemplo, en una autopista a una velocidad moderada”.