22 septiembre 2014

¿Cómo puedes obtener educación vial para tu conductor adolescente?


A todo padre le preocupa sus hijos, a veces se quisiera colocarlos en una cajita y protegerlos de todo. Pero es sólo un deseo, la realidad es que crecen día a día, se hacen más independientes, y pronto llegará la etapa de la adolescencia.

Lamentablemente los accidentes automovilísticos son el asesino número uno de los adolescentes, y el primer año en las carreteras de un adolescente es el más peligroso. Una gran oportunidad para los adolescentes es enseñarles a ser conductores responsables intentando promover  hábitos de seguridad al conducir, y recalcar la importancia de tomar decisiones seguras, al mismo tiempo que los adolescentes celebran la libertad que brinda el obtener una licencia de conducir.

Por eso se hace necesario conocer qué riesgos presentan los adolescentes y, en tal sentido, destacemos los siguientes aspectos:

En términos generales, los expertos en seguridad vial han comprobado que, como conductores de vehículos, los jóvenes se ven mayormente involucrados en siniestros debido a tres cuestiones fundamentales: debido a su edad, a su poca experiencia y, en cuanto al sexo, al ser los varones a diferencia de las mujeres, quienes resultan más implicados.

Experiencia:
En lo que se refiere a los factores relacionados con la experiencia, aprender a conducir exige tiempo y necesita bastante práctica hasta conseguir alcanzar un nivel suficiente de competencia. Esto es una verdad universal para todos, no sólo para los jóvenes. Con el tiempo, las acciones propias de la conducción, tales como el cambio de marchas, mirar por el espejo retrovisor, mover el volante correctamente midiendo cada situación, reaccionar adecuadamente, etc., se van automatizando. A pesar de ello, para los conductores noveles estas acciones requieren una atención especial, lo que aumenta la carga de trabajo mental global y posiblemente distrae su atención de la carretera. Por ello, la atención de los conductores noveles se sobrecarga fácilmente y presentan una capacidad relativamente escasa para combinar acciones simultáneas.

Edad
Evidentemente, la inmadurez física y emocional, así como los estilos de vida asociados a la juventud pueden aumentar el riesgo de colisión y la posibilidad de que ésta sea más grave. Los jóvenes se encuentran normalmente en un periodo de rápida maduración según van probando límites y afirmando su independencia. Están en una fase con una alta intensidad social, que les exige estar activos por la noche y durante fines de semana, en grupos y, a veces, hay que incluir el abuso de alcohol o drogas.

Sexo
Los hombres jóvenes conducen más que las mujeres jóvenes y tienen más colisiones mortales por kilómetro conducido. Además, las investigaciones han revelado que, en líneas generales, son más propensos a presentar una conducta más arriesgada, antisocial, en búsqueda de la velocidad y de sensaciones, que la que presentan sus homólogas femeninas. También son más propensos a sobreestimar sus capacidades al volante y más fácilmente influenciables por sus amigos.

Es precisamente la interacción entre los factores de experiencia y edad, agravados por las diferencias de sexo, lo que hace que los riesgos de los jóvenes conductores se transformen en una situación única, aunque la experiencia tenga un impacto global mayor que la edad en la reducción del riesgo.

Es difícil precisar las razones que explican la forma en que la edad, el sexo y la experiencia se combinan de modo tan destructivo entre los jóvenes en la carretera y el por qué algunos jóvenes son más propensos al riesgo que otros. Hay una multitud de factores involucrados, incluyendo el desarrollo fisiológico y emocional, la personalidad, las normas sociales, el papel de los jóvenes en la sociedad, las circunstancias socioeconómicas del individuo, incapacidad para  Educación para la Seguridad Vial y la movilidad segura de los jóvenes ciertas habilidades, las tareas de la propia conducción, y el tipo de conducción que adoptan frecuentemente los conductores noveles.

Sin embargo, más allá de todo, existen innumerables posibilidades de incidir a través de la educación, para lograr una mejor seguridad vial en los jóvenes.