27 octubre 2014

Conducir bajo el efecto del calor.



MPM te cuenta por qué manejar con altas temperaturas puede generar síntomas similares a los que causa el alcohol al volante.

Los expertos coinciden en que el calor dentro del auto influye en las capacidades y en el comportamiento del conductor: induce a la fatiga y actúa como un factor potenciador de cualquier alteración o problema que pueda tener el conductor. Además, disminuye la atención, la asimilación de información y la agudeza visual, e incrementa el tiempo de reacción y la agresividad, especialmente si se mantiene durante un período prolongado. El calor, a su vez, produce pérdida del confort y anticipa los síntomas del cansancio, tales como: somnolencia, molestias generalizadas, irritación, calambres en las piernas y dolor de cintura. Además, la transpiración puede irritar la visión, lo que genera distorsiones en el campo visual.

Estudios realizados demostraron cómo afecta el calor en la conducción: cuando la temperatura del habitáculo alcanza los 30° C se incrementan en un 20% los errores de conducción y en un 22% el tiempo de reacción. Si relacionamos los efectos del calor con lo que produce el alcohol al volante podemos ver que estos datos son similares. Es que se comprobó que con apenas un promedio de 0,29 gr/l de alcohol en sangre aumenta un 17,1% la imprecisión de las maniobras y un 10,3% el tiempo de reacción. En conclusión, los especialistas coinciden que con temperaturas superiores a 35° C el conductor puede llegar a sentir síntomas similares a los que tendría con una alcoholemia de 0,5 gr/l”

El calor afecta la atención del conductor y ésta comienza a ser menos activa. Cuando el interior del vehículo supera los 24° C se incrementan los fallos en la conducción y hay más probabilidades de choques. Análisis realizados en el interior de varios vehículos expuestos al sol, en los días de mucho calor, demuestran que la temperatura interior puede superar entre 5° y 15° C a la temperatura exterior.

Acciones para mitigar los efectos del calor
• Hidratarse en forma continua.
• Mantener el habitáculo ventilado.
• No realizar sobrepasos ni maniobras exigidas. El calor puede alterar la percepción de distancias y riesgos en el manejo.
• Estar atento a las indicaciones de temperatura del motor.
• Evitar horarios pico como el mediodía.
• Tratar de refrescarse en cada parada.
• No ingerir alimentos pesados.
• Usar ropa fresca y clara.
• Mantener las manos secas y limpias. No relajar la firmeza con la que se toma el volante.
• Ante el menor síntoma de cansancio o fatiga, detenerse en un lugar seguro y no continuar el recorrido.
• Regular el aire acondicionado a una temperatura de hasta 24°.
• Parar cada 100 kilómetros o cuando se perciban síntomas de fatiga, durante largos períodos de conducción.

En MPM Contamos con una flota de vehículos últimos modelos de alta gama habilitados en la ciudad de Rosario y condicionados para brindar comodidad y seguridad durante el traslado.

Brindar un servicio de calidad, personalizado y distinguido, velando principalmente por la seguridad, puntualidad y confort de nuestros Clientes es nuestra misión.

21 octubre 2014

Consejos de conducción para mujeres embarazadas.


Habiendo transcurrido el día de la madre, compartimos el siguiente consejo.

A partir del segundo trimestre, el vientre aumenta considerablemente y la conducción puede resultar un tanto molesta. Por este motivo, es imprescindible ajustar el asiento del automóvil de tal forma que se llegue perfectamente a los pedales pero sin que la futura mamá se sienta oprimida.

Uno de los daños colaterales del embarazo son los problemas de circulación sanguínea. Es aconsejable realizar pausas cada hora y aprovechar el alto en el camino para dar pequeños paseos que alivien la presión en las piernas.

Otro buen consejo de conducción para mujeres embarazadas es evitar los movimientos bruscos del volante. De esta manera, mitigaremos las tradicionales náuseas de los primeros meses.

El cinturón de seguridad siempre es obligatorio. Para que no moleste, debe colocarse entre los senos y lo más bajo posible de las caderas. Así no tocará en la barriga y se podrá conducir más cómodamente. Además, gracias al líquido amniótico, el bebe no sentirá el mínimo roce. Una mujer embarazada que conduce con el cinturón, en caso de accidente, tiene menos probabilidades de perder el bebé que si no lo llevase puesto.

Si no hay contradicciones, se puede conducir hasta el día del parto, aunque lo ideal es que desde a partir de la semana treinta la mujer pase a ser copiloto en el automóvil.

A pesar de todos estos consejos de conducción para mujeres embarazadas, cada caso es un mundo. Por este motivo, si se nota demasiado sueño o existe algún problema que dificulte la conducción, lo más recomendable es no conducir.

06 octubre 2014

La conducción autónoma y el placer de la conducción, ¿son excluyentes?



Últimamente empezamos a oír hablar de una tecnología en vías de desarrollo, la conducción autónoma.

Ante la perspectiva de que un día los coches conduzcan solos, algunos sentimos cómo puede verse amenazado eso que tanto nos gusta, sobre todo al poner el debate de si un coche autónomo es más seguro.

Conducción autónoma

¿Qué es la conducción autónoma?

Grosso modo, se trata de que una máquina asuma la tarea de conducir. Eso implica percibir la información que rodea al vehículo, procesarla y tomar las decisiones que sean necesarias para llegar al destino, respetando las normas de circulación ya conocidas y protegiendo la vida de las personas o la integridad de su carga.

A nivel computacional, el hecho de conducir tiene una extraordinaria complejidad. Aquí todos hemos visto un videojuego de conducción y ya vemos máquinas conduciendo. Lo que pasa es que no hablamos de una simulación, donde todos los factores están acotados, nos referimos a algo tan caótico y complejo como el Mundo Real.

Para recopilar toda la información relevante para la tarea de conducir hacen falta múltiples sensores y de tipos muy variados: visión artificial, percepción del sonido, medición de distancia a obstáculos mediante microondas, posición por GPS, sensores de condición atmosférica… Lo hacemos todos los días pero para nosotros es algo ya natural.

Los prototipos que están en circulación conduciendo “solos” necesitan capturar constantemente información de naturaleza muy variada, van muy cargados de sensores, apéndices y antenas. Toda esa información es, informáticamente hablando, cuantiosa, por lo que hace falta mucha potencia de cálculo para procesarla en tiempo real.

Los retrasos en la toma de decisiones no son aceptables, de ahí que hable de tiempo real. Ahora mismo los prototipos tienen casi todo el habitáculo y parte del maletero llenas de sensores, cables, equipo informático y demás parafernalia. Es difícil imaginar hoy un uso práctico de eso.

Conducción humana

Nosotros, en la cima de la cadena alimenticia y evolutiva, procesamos de forma natural mucha información. A diferencia de una máquina, no somos capaces de tomar una decisión en milisegundos, tenemos un tiempo de reacción. La información la captamos bien, pero no la trabajamos lo suficientemente rápido.

Por otra parte, el homo sapiens no funciona igual que una máquina basada en la estricta lógica y matemáticas. Una persona conduce distinto en función de su edad, estado anímico, salud, sus posibilidades psicomotrices e incluso por sus gustos personales.

El simple hecho de conducir tiene un componente pasional y otro racional. La conducción autónoma se basa en la racionalidad pura y dura. Nunca veremos a un ordenador saltarse las normas de circulación que le han sido programadas.

Análogamente, muchos creemos que si se eliminasen las decisiones humanas en la conducción, los accidentes de circulación se reducirían hasta tal punto que hablaríamos de algo residual.

La tercera vía

Por un lado está la conducción totalmente humanizada, por otro la totalmente informatizada. Apostamos por un tercer modelo, y es la convivencia entre la conducción manual (o asistida) y la automatizada por completo. Eso ya ocurre en el sector de la aviación, donde no siempre el piloto está a los mandos, y lo está un ordenador.

Por lo tanto, creo que los amantes del motor y la conducción —aunque no tenga ninguna finalidad práctica— no deberíamos temer a este cambio, sino adaptarnos a ello. La transición durará décadas por mucho que avance la tecnología.