La conducción subconsciente es una forma de
conducción automática en la cual utilizamos una estructura mínima de procesos
cognitivos de tal forma que nos permite mantener un nivel normal de actividad.
Seguramente a todos nos ha ocurrido el manejar
realizando todas las acciones necesarias, pero sin prestar atención, como si
llevásemos conectado un piloto automático que nos permitiera pensar en otras
cosas, por ejemplo: hablar por celular.
Veamos primero que la conducción automática aparece
la mayoría de las veces con la rutina, bien sea porque realizamos un recorrido
que de tantas veces que lo hicimos lo conocemos a la perfección o porque la
naturaleza del recorrido es de por sí aburrida y monótona, por ejemplo una
recta muy prolongada en un paisaje desértico.
La frecuencia con la que manejamos y recorrer
trayectos de manera habitual son dos aspectos que influyen para activar la
conducción subconsciente.
En definitiva se trata de un proceso dinámico donde
el conductor intercambia el control y el automatismo en forma permanente, sin
dejar de dar respuestas a los requerimientos del medio.
La conducción subconsciente es un hecho normal,
donde lo realmente importante es saber cuándo debemos intercambiar del modo
subconsciente al controlado.
Ir por la ruta prestando atención a todo lo que nos
rodea por cierto que es imposible y por lo tanto, nos permitimos manejar en un
estado de “navegación automática” y redirigir parte de esa atención a
determinados eventos que nos ponen en alerta porque nos inducen sobre un riesgo.
¿Esta forma de manejar supone un riesgo mayor? La
conducción automática y la controlada trabajan en paralelo de manera y se
realizan ambas al mismo tiempo. Lo que es imposible y riesgoso es concretar dos
acciones que requieran la actividad controlada al mismo tiempo, por ejemplo
cuando uno va manejando (primera acción automática) absorto en sus pensamientos
(segunda acción controlada) y escucha sonar el teléfono, (tercera acción
controlada) aquí es donde ingresamos a una zona de riesgo cierto y peligro
inminente.
El problema estaría en la incapacidad para
discernir cuándo es necesario pasar de la conducción automática a la
controlada. Esto puede ocurrir muchas veces y es impredecible.
Las situaciones de riesgo son la clave para
cambiar. Como la conducción subconsciente se hace por debajo del umbral de la
razón y por debajo del recuerdo, el conductor no puede decir qué le pasa en
esos momentos.
Finalmente, la conducción automática es normal y
esperable y si bien algunos piden “que la carretera les hable” el secreto está
en disponer de conductores capaces y con flexibilidad para saber intercambiar a
las distintas formas de manejo según la situación.
Habiendo acumulado una gran y satisfactoria
experiencia en el traslado de personas a media y larga distancia contamos con
un equipo de trabajo altamente capacitado, cuente con nosotros!!!