Mucha gente jamás aprende a
manejar porque sienten pavor de hacerlo. Es una fobia frecuente y tiene
tratamiento. Qué hacer.
Conducir un automóvil es una
actividad psicomotriz compleja influenciada por las emociones, que nos exige
conocer previamente la forma en que debemos reaccionar ante las diferentes
situaciones (estímulos) que se presentan en el tránsito.
Entre las emociones, el miedo es
definido como la sensación de angustia provocada por un peligro real o
imaginario. Cuando el temor le impide a una persona controlar adecuadamente
esas situaciones, experimenta un padecimiento conocido como amaxofobia, palabra
derivada del griego "amaxo": carruaje y de "fobia": miedo.
La franja etaria más afectada por
la amaxofobia se ubica entre los 30 y 40 años y se desarrolla en forma
paulatina, puede comenzar con miedo a manejar en la autopista, luego en algunas
rutas, hasta llegar a presentar una imposibilidad casi completa de manejar.
Sudor, ahogo, temblor, taquicardia
y dolor de estómago son algunos de los síntomas que padecen los afectados.
Incluso se dan casos de personas que se ven obligadas a parar el auto ante la
sensación de descontrol que los invade.
Esta fobia a manejar es una de
las más difundidas en los últimos años, pero la sociedad todavía no es
consciente de su extensión ni de su importancia, se trata de un trastorno que
en ciertos casos ni los propios conductores que lo padecen quieren reconocerlo.
Parece que no es fácil contar a
los demás que se tiene "pavor al conducir". Y menos esperar que lo
comprendan.
Algunos expertos en el área
señalan que existen dos causas frecuentes: una mala experiencia al aprender a
manejar o haber estado mucho tiempo sin conducir.
Otros agregan dos posibles causas
más: un accidente puede dejar secuelas físicas o psíquicas ó la agarofobia
(rechazo a los lugares abiertos) que suele derivar en la imposibilidad de
manejar.
Estudios indican que para los
hombres que han sufrido o presenciado un accidente grave representa el 40% de
las causas del miedo, mientras que en las mujeres este porcentaje baja al 25%.
Tal vez no desde lo consciente,
pero sí desde lo cultural tampoco deben desestimarse los efectos que provocan
los comentarios y actitudes de padres sobreprotectores o parejas desconfiadas
que menoscaban la autoestima del conductor.
Otros probables desencadenantes
de la fobia son: conducir bajo efectos climáticos adversos, el tránsito
congestionado, conducir de noche, llevar exceso de ocupantes en el auto, entre
otros.
La amaxofobia es una enfermedad
mental y se puede controlar o curar si se acude a un psicólogo especialista o
si se aprende a trabajar y controlar el miedo y para ello se necesita
comprender la causa que está provocando ese temor.
¿Qué cosas podemos trabajar para
enfrentar el problema?
1) Identificar las situaciones
que provocan miedo al conducir.
2) Ordenarlas de mayor a menor
importancia, de acuerdo al nivel de angustia que provoquen.
3) Tratar de buscar alternativas
para atacar el miedo tales como: conducir acompañado, escuchar música que te
tranquilice, conducir con las ventanas cerradas para lograr una mejor
concentración, conducir distancias pequeñas, evitar conducir en la lluvia o de
noche.
4) Buscar ayuda profesional que
ayude a hacer desaparecer la angustia. Los especialistas indican una terapia
específica, donde si bien los métodos varían, el objetivo es siempre el mismo:
modificar creencias negativas que impiden enfrentarse adecuadamente al tráfico.